A la hora de hacer algo dulce para los desayunos, nada más sencillo que un bizcocho, cuya única dificultad radica en vigilarlo mientras se enfría. Y como no hay que conformarse con un solo tipo, hoy toca hacerlo con queso mascarpone el cual podemos cambiar por queso de kefir, por nata o por otro tipo de queso crema.
ingredientes
1 envase de queso mascarpone, 250 g
1 envase de queso mascarpone
de azúcar, 200 g
2 envases de queso mascarpone
de harina, 220 g
1/2 envase de queso mascarpone
de aceite de girasol, 100 g
4 huevos tamaño "L"
1 sobre de levadura en polvo
una pizca de sal
mantequilla y harina para preparar
el molde
elaboración
Precalentamos el horno a 180 ºC, engrasamos un molde, en mi caso he usado uno profundo y redondo de 23 cm de diámetro, lo espolvoreamos con un poco de harina, eliminamos el exceso de esta golpeando un poco el molde y reservamos en la nevera mientras preparamos la mezcla.
Con ayuda de unas varillas eléctricas batimos los huevos junto con el azúcar hasta conseguir que blanqueen, a continuación añadimos el aceite y el queso mascarpone, mezclándolo bien con lo anterior. Cuando lo tengamos bien integrado, dejamos de batir y con una cuchara de madera o espátula incorporamos poco a poco la harina tamizada junto con la levadura y la pizca de sal.
Vertemos esta masa en el molde y lo horneamos durante 35-40 minutos, antes de sacarlo comprobamos que está hecho metiendo una varilla en el centro, si sale limpia lo sacamos, dejamos que repose fuera del horno y dentro del molde unos 10 minutos y lo desmoldamos sobre una rejilla para que se enfríe. Si la varilla sale sucia lo dejamos en el horno unos minutos más, y si vemos que coje mucho color en la superficie lo cubrimos holgadamente con papel de aluminio.
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