La idea de añadir verdura a la masa de pizza me encanta, después de hacer la pizza de verdel (que tiene base de pan con calabaza), he hecho unas cuantas más pero en esta ocasión tuneando la masa de pizza que hago habitualmente. Queda una masa con un color anaranjado, pero para nada con sabor a calabaza. Con estas cantidades salen dos pizzas tamaño mediano o una pizza tamaño bandeja de horno.
En unos días editaré las pizzas que he hecho con esta masa.
ingredientes
250 g de harina de fuerza
150 g de puré de calabaza asada
1 cucharadita de sal1 cucharadita de azúcar
2 cucharadas de aceite, 30 g
6 g de levadura fresca de panadero
elaboración
Asamos la calabaza y una vez tierna la escurrimos bien y trituramos.
Colocamos la harina en un bol, a un lado ponemos la sal y en el lado opuesto ponemos el azúcar, hacemos un agujero en el centro y añadimos el puré de calabaza, el aceite y la levadura desmigada. Mezclamos todo hasta formar una masa. Volcamos esta mezcla en una superficie ligeramente enharinada y amasamos, girando y doblando la masa, hasta que se vuelva lisa y elástica.
Si vemos que la masa queda pegajosa añadimos poco a poco un poco más de harina y si vemos que queda una masa seca ponemos un poco de agua, todo dependerá de la humedad que aporte el puré de calabaza y de la harina que usemos ya que no todas absorben lo mismo.
Una vez lista la masa, hacemos una bola y la dejamos reposar en un bol ligeramente engrasado y cubierto con un film transparente hasta que doble su volumen. En un lugar cálido tarda alrededor de una hora, más tiempo en sitio fresco. Una vez que haya levado la masa, la volvemos a colocar en una superficie ligeramente enharinada y la aplastamos con los nudillos para desgasificarla, la dejamos reposar unos minutos y la extendemos, bien con las manos o bien con el rodillo, hasta dar la forma y el grosor deseado. Y ya la tenemos lista para repartir por encima los ingredientes que más nos gusten.
Y si cambiamos la calabaza por espinaca...
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