El pollo se ha convertido en nuestro aliado en la cocina, los niños lo comen estupendamente, su precio es muy interesante y puede cocinarse de mil maneras. Y puesto que forma parte de nuestros menús muchas veces al mes, es mejor ir eligiendo diferentes recetas para que cada día sea diferente y no nos aburra su consumo. Hoy lo cocinamos en pepitoria, para nada un guiso nuevo, cuya seña de identidad es el empleo de yema de huevo como ligazón y de azafrán como condimento.
ingredientes
1 pollo de 1,5 kg
1 cebolla hermosa
2-3 dientes de ajo
12-15 almendras tostadas
2 huevos cocidos
2-3 rebanadas de pan duro frito
aceite y sal
pimienta molida y perejil fresco
unas hebras de azafrán
vaso y medio de caldo de pollo
medio vaso de vino blanco
elaboración
1 cebolla hermosa
2-3 dientes de ajo
12-15 almendras tostadas
2 huevos cocidos
2-3 rebanadas de pan duro frito
aceite y sal
pimienta molida y perejil fresco
unas hebras de azafrán
vaso y medio de caldo de pollo
medio vaso de vino blanco
elaboración
Una vez tengamos el pollo limpio y troceado, lo salpimentamos y vamos friendo los trozos en una sartén con aceite caliente hasta que estén bien dorados por todos los lados. A medida que estén hechos, los sacamos y los colocamos en una cazuela grande.
En la misma sartén y aprovechando el mismo aceite de dorar el pollo (no dejando mucho), doramos los dientes de ajo en entero con cuidado de que no se quemen y los retiramos. Después ponemos a pochar la cebolla, que habremos picado muy menudita. Si no tenemos las almendras tostadas, es el momento de hacerlo usando otra sartén.
En un mortero machacamos los dientes de ajo, las almendras, el pan frito, las hebras de azafrán previamente tostadas, una de las yemas de huevo cocido y un poquito de sal. Cuando tengamos una pasta homogénea y uniformemente machacada añadimos un poco del caldo templado y diluimos la mezcla.
Cuando la cebolla esté tierna y transparente la añadimos a la cazuela donde está el pollo, la rehogamos junto con éste unos minutos y añadimos el vino blanco, dejamos que se evapore un poco y agregamos el majado del mortero y el resto de caldo.
Cocinamos a fuego lento durante 30-40 minutos dependiendo del pollo, hasta que esté tierno, si se seca añadimos más caldo. Probamos de sal, añadimos lo que resta de huevo cocido, picado, un poco de perejil y listo para servir. Lo podemos acompañar de unas patatas fritas...
En la misma sartén y aprovechando el mismo aceite de dorar el pollo (no dejando mucho), doramos los dientes de ajo en entero con cuidado de que no se quemen y los retiramos. Después ponemos a pochar la cebolla, que habremos picado muy menudita. Si no tenemos las almendras tostadas, es el momento de hacerlo usando otra sartén.
En un mortero machacamos los dientes de ajo, las almendras, el pan frito, las hebras de azafrán previamente tostadas, una de las yemas de huevo cocido y un poquito de sal. Cuando tengamos una pasta homogénea y uniformemente machacada añadimos un poco del caldo templado y diluimos la mezcla.
Cuando la cebolla esté tierna y transparente la añadimos a la cazuela donde está el pollo, la rehogamos junto con éste unos minutos y añadimos el vino blanco, dejamos que se evapore un poco y agregamos el majado del mortero y el resto de caldo.
Cocinamos a fuego lento durante 30-40 minutos dependiendo del pollo, hasta que esté tierno, si se seca añadimos más caldo. Probamos de sal, añadimos lo que resta de huevo cocido, picado, un poco de perejil y listo para servir. Lo podemos acompañar de unas patatas fritas...
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