La "creme frâiche" es una crema de leche más o menos espesa acidulada de forma artificial, por acción de ácido láctico o por maduración con el fin de que adquiera su sabor característico, este sabor, ligeramente ácido, variará dependiendo de la bacteria empleada y del tiempo de reposo que demos a la mezcla.
Es un ingrediente que podemos emplear tanto en platos dulces como salados, hasta hace bien poco era de los raros, encontrarlos en el super resultaba batalla bastante complicada, ahora es mucho más fácil de comprar y mucho más accesible. Lo mejor de todo es que en casa se puede hacer de manera muy sencilla y con algo tan básico como es la nata y el yogur.
nata 35% + bacterias = crema frâiche
A partir de esta crema frâiche podemos hacer también mantequilla y suero de mantequilla o buttermilk.
ingredientes
500 ml de nata (35% de materia grasa)
50 ml de yogur matsoni o buttermilk (con fermentos activos)
500 ml de nata (35% de materia grasa)
50 ml de yogur matsoni o buttermilk (con fermentos activos)
elaboración
Yo he utilizado este tipo de yogur porque es junto con el viili los que consumimos en casa.
Para elaborar la crema frâiche, solo necesitamos dos ingredientes, nata y bacterias lácticas. La fermentación transforma el azúcar de la nata, la lactosa, en ácido láctico, consiguiendo la textura y sabor característico de esta crema. Al igual que pasa cuando hacemos yogur, que la marca de la leche influye en el resultado del producto, con la nata pasa igual, así que es cuestión de probar algunas y comparar. Para hacer la mezcla es mejor utilizar utensilios de madera y vidrio, y para conservarlo evitar recipientes metálicos, sobre todo el aluminio. Para hacerla el proceso es el mismo que para hacer yogur de fermento mesófilo.
Por lo que dicho esto, ponemos la nata en un bote de cristal, añadimos el yogur o el buttermilk hecho de una preparación anterior y mezclamos. Cubrimos el recipiente con un trapo limpio o papel de cocina y lo sujetamos con una goma elástica. Ponemos el recipiente a una temperatura entre 21-25 ºC y alejado de la luz solar directa. Lo dejamos fermentar unas 12-24 horas o hasta que espese. Si la temperatura es inferior el proceso será más largo, pero un buen truco es poner el bote cerca o encima de un electrodoméstico que desprenda calor como el frigorífico.
Para elaborar la crema frâiche, solo necesitamos dos ingredientes, nata y bacterias lácticas. La fermentación transforma el azúcar de la nata, la lactosa, en ácido láctico, consiguiendo la textura y sabor característico de esta crema. Al igual que pasa cuando hacemos yogur, que la marca de la leche influye en el resultado del producto, con la nata pasa igual, así que es cuestión de probar algunas y comparar. Para hacer la mezcla es mejor utilizar utensilios de madera y vidrio, y para conservarlo evitar recipientes metálicos, sobre todo el aluminio. Para hacerla el proceso es el mismo que para hacer yogur de fermento mesófilo.
Por lo que dicho esto, ponemos la nata en un bote de cristal, añadimos el yogur o el buttermilk hecho de una preparación anterior y mezclamos. Cubrimos el recipiente con un trapo limpio o papel de cocina y lo sujetamos con una goma elástica. Ponemos el recipiente a una temperatura entre 21-25 ºC y alejado de la luz solar directa. Lo dejamos fermentar unas 12-24 horas o hasta que espese. Si la temperatura es inferior el proceso será más largo, pero un buen truco es poner el bote cerca o encima de un electrodoméstico que desprenda calor como el frigorífico.
Una vez que la crema está hecha, se tapa y se deja enfriar a temperatura ambiente una hora y después se guarda en el frigorífico durante 6 horas. Aunque esto no es necesario, si es recomendable un tiempo de enfriado.
Y ya podemos consumir la crema. Se conserva en la nevera unos cuantos días. Una buena idea para combinar esta crema es con fruta, aquí está con fresas, y aquí tenéis la crema frâiche con melocotón.
Fuente: del blog la cocina de tesa.
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